Nuestra alumna de 6 de primaria María Jarque, fue galardonada con el primer premio de cuentos de navidad de la cadena ser. Desde aquí queremos felicitarla y animarla a seguir escribiendo. A continuación, os dejamos su relato premiado. ¡Enhorabuena María!
Una Navidad como las de ántes
Hoy me he levantado muy rápido. Tenía más ganas que nunca de ir al colegio. Era el último día de clase y al día siguiente comenzaban las vacaciones de Navidad. Llegué al colegio, pero no parecía el mismo. Había un Belén en el recibidor del colegio. Un Belén enorme, con unas figuras grandísimas. Las clases estaban decoradas con cartulinas de colores. Pero a mí no me sonaban de nada. Desde las clases se oían villancicos. Pero yo no había oído nunca esos villancicos tan raros. Todo era muy extraño para mí.
Terminó la clase y todos salimos corriendo y muy contentos de comenzar las vacaciones. En la entrada de mi colegio no había ningún coche. Todos los niños, marchamos a casa, donde nos esperaban nuestros padres. ¡Qué raro era todo!
Al día siguiente, me desperté con el sonido de los niños cantando la lotería. Pero no era igual que los otros años. Me levanté de la cama y la televisión era en blanco y negro. Era una televisión muy vieja. En el salón de mi casa no había árbol de Navidad. Sólo había un Belén. El Belén no era como el mío. Las figuras eran todas de barro y mucho más grandes que las del mío.
Todo seguía siendo distinto. Me fui a la cama y cuando me desperté a la mañana siguiente, era el día de Noche Vieja. Todo seguía siendo muy extraño, y aunque yo no entendía lo que podía estar pasando, estaba disfrutando de una Navidad muy distinta, pero era mi Navidad. Salí a dar una vuelta con mis padres por la Plaza del Torico y las calles no estaban iluminadas. Había adornos y un árbol de Navidad. Era un árbol pequeño, no como el que teníamos el año pasado.
Por la noche nos reunimos en casa para celebrar la cena de Noche Vieja. La televisión debía seguir estropeada, porque seguía viéndose en blanco y negro.
Fuimos a la cama y al día siguiente, cuando me levanté, ya era día 5 de Enero. Era la noche de Reyes. Salimos por la tarde para ver la cabalgata, como todos los años. La cabalgata era mucho más corta y tiraban muchos menos caramelos que el año pasado. Cuando volví a casa, en el balcón, había unas cajas. Fui corriendo y allí estaban los regalos. No estaba la consola que había pedido, ni el móvil. En su lugar me habían dejado un paraguas y unas botas.
Esta Navidad, estaba siendo completamente distinta a todas las anteriores. Pero me gustaba. Me daba cuenta que lo importante era el espíritu de la Navidad. Los regalos, la comida, las luces en las calles, era lo de menos.
Me fui a la cama, muy contenta.
A la mañana siguiente me desperté y todo volvió a ser como recordaba. Todo había sido un sueño. Un bonito sueño del que aprendí que la Navidad es mucho más importante, que todo lo que es superficial y que en realidad no tiene ninguna importancia.